La suspensión de los objetos flotantes es un libro que explora las formas de lo flotante. Lo que flota puede ser un barco en un canal, pero también el futuro dentro de una bola de cristal, lo que flota puede ser un nudo en la garganta, la música que entra por un oído y sale por el otro o eso que no se dicen dos personas que miran lo mismo. Los dibujos de Ana María Lozano siempre han jugado con arquitecturas vacías, y lo que ella hizo al ilustrar los poemas de Tania Ganitsky fue abstraer lugares y objetos y ponerlos a flotar sobre la página.